Este viernes hemos tenido una misión muy importante; consistía en ejercer de padrinos con niños de preescolar de entre 3 y 4 años; leyéndole cuentos que a nosotros nos gustaban mucho con esa edad.
Cada padrin@, tenía un ahijad@, a quien le tenía que leer un cuento y a la vez, trasmitirle el entusiasmo que sentía de pequeño cuando me leían ese mismo cuento.
Helena ha sido mi ahijada; bueno, compartimos en leerle el cuento entre Marcos y yo.
Es una niña, tiene sobre los 3 o 4 años, tiene el pelo rubio y ojos grandes,
Cada padrin@, tenía un ahijad@, a quien le tenía que leer un cuento y a la vez, trasmitirle el entusiasmo que sentía de pequeño cuando me leían ese mismo cuento.
Helena ha sido mi ahijada; bueno, compartimos en leerle el cuento entre Marcos y yo.
Es una niña, tiene sobre los 3 o 4 años, tiene el pelo rubio y ojos grandes,
tiene una altura normal para su edad, no hablaba casi nada y ni siquiera al principio nos miraba a la cara. Nos dimos cuenta enseguida que era muy tímida.
Le leímos el cuento de Garbanzito y poco a poco empezó a tener confianza en nosotros y a ver los dibujos del cuento, según se lo íbamos leyendo.
Ha sido una experiencia muy emotiva, una niña muy buena y cariñosa. Después le dí la mano para llevarla a su clase y luego no me soltaba.
Le leímos el cuento de Garbanzito y poco a poco empezó a tener confianza en nosotros y a ver los dibujos del cuento, según se lo íbamos leyendo.
Ha sido una experiencia muy emotiva, una niña muy buena y cariñosa. Después le dí la mano para llevarla a su clase y luego no me soltaba.
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